12 de febrero de 2010

12 Febrero 2010: Glaciares Fox y Franz Josef

Aseaditos y descansados nos despertamos en el camping dispuestos a  disfrutar de los glaciares de montaña que más cerca están del mar (junto con alguno que otro), y que ya hemos podido observar de lejos desde el camping.

A pesar de haber dormido en Franz Josef (FJ) tenemos contratada la visita del Fox, tras largas deliberaciones pre-viaje. El primo cree que ha quedado para la excursión de las 9:35 así que salimos del pueblo de FJ con tiempo de sobra para llegar a Fox. Lo que no nos esperábamos era un tipo que conducía muy mal en carretera de montaña, ni una carretera muchísimo más curveada que la propia del Arthur`’s Pass. Finalmente llegamos y nos metemos en el edificio de la empresa que lo organiza: Fox Glaciar Guides. Tras registrarnos en la actividad esperamos un rato y vamos a ver qué pasa con el tema de las botas. En principio ellos dan el material para subir allí, pero tras preguntar un par de veces, e incluso hablar con una chica de Costa Rica, allí no nos dan nada, y nos hacen esperar sentados. Bueno, lo único que nos dicen es que nuestras botas no valen para alta montaña, que las mías quizá si podrían llevar los crampones, pero que igual la dañan así que decidimos cambiarnos todos por sus botas.

Tras darnos unas explicaciones un par de chicos que serán nuestros guías (uno de ellos sabía alguna palabra en español) nos montamos en el bus rumbo al parking de acceso al glaciar.

Cuando llegamos nos reparten en dos grupos, no entendemos con qué criterio, porque nos equivocamos. Nos queríamos ir con Scott que era el que sabía alguna palabra de español, pero nos toca con Jared, que habla muy rápido.

Nos aproximamos hasta la cara frontal del glaciar y ya van cayendo las primeras fotazas, espectacular con un día soleado. De aquí tenemos que subir por la ladera del valle por medio de un espeso bosque  a través de una escalinata hecha de madera en el camino (qué novedad!). La subida es larga y extenuante más que nada porque no nos hemos enterado de cuánto asciende. Pero en breve cogemos bastante altura. Un par de paradas para refrescarnos y en un rato paramos y el guía nos explica que debemos permanecer en grupo (seremos unos 15) no llevar nada colgando, ni la cámara de fotos, porque no se pueden hacer fotos en este punto, y los bastones en la mochila. Todo para pasar por una zona con caída, provista de una cadena para que te sujetes. Pero si sigues con la cadena te pillas las manos con la piedra. Dani se arriesga a hacer una foto y le llaman la atención. Llegamos a un balcón desde donde las vistas son espectaculares con la parte final del glaciar a nuestros pies flanqueado por las paredes verticales del valle glaciar, la morrena lateral junto a nosotros, hielo y piedra erosionada en frente, a la izquierda la basta inmensidad del hielo y en lo alto las cumbre nevadas de los Alpes, con el pico Tasman y el Monte Cook presidiendo.

Nos ponemos los crampones, al segundo intento bien, y accedemos por fin al hielo. Son las 11.30 y han pasado ya 2 horas desde que nos presentaron la guía. Se supone que estaremos 1 hora pisando hielo. El camino es  de nuevo una escalinata, pero esta vez labrada en el hielo a golpe de pico. Empiezan a caer las fotos: hielo, agua, roca erosionada, polvo, lodo… unas vistas espectaculares, una sensación única la de andar sobre hielo, un nuevo sueño cumplido la de pisar un glaciar. Disfrutamos del momento, inmortalizamos… Mientras Jared nos nuenta muchas cosas, pero no le entendemos, algo está explicando de Hollywood y del Gran Cañón y tratamiento de la imagen. Lo que si pillo es porqué el hielo es azúl, porque deja escapar todos los colores del espectro cromático, y tan sólo absorbe el color azul. Pero para verlo ay que limpiar el granizado que tiene encima de las pisadas de todos nosotros. El crampón, pese a lo rudimentario (una pletina dentada que se coloca en el puente y te hace pisar plano) funciona bien, solo hay que tener cuidado con los movimientos laterales que te destrozan la rodilla.

Va siendo hora de ir bajando, y nos cruzamos con el resto del grupo que está con el otro guá, y otro grupo que ha subido más tarde. Seguimos escuchando los helicópteros que sobrevuelan el glaciar en vista panorámica y te dejan en la cima.

Descendemos por la escalinata y los pies nos arden con las botas. Echo de menos a las mías, y me parece que les he hecho un feo no dejándolas pisar hielo glaciar, con la de nieve y hielo que ha pisado en sus salidas.

Llegamos al bus y de vuelta al pueblo. La visita ha finalizado, y nos hemos ganado un diploma-certificado. Wau!

Decidimos ir al Lago Matheson a comer, pero antes intentamos visitarlo. Descubrimos que es un típico lago, el que podríamos encontrar en España, la característica que tiene es que refleja las cimas de las montañas en sus aguas, pero se ha nublado el día y no merece la pena. Regresamos rápido a la caravana y comemos.

La tarde la teníamos reservada para el Glaciar Franz Josef, así que nos toca deshacer la tortuosa carretera que une ambos pueblos glaciales. Desde el parking del glaciar salen tres rutas, hacemos primero la más corta, la Sentinel Rock de unos 20 minutos que asciende hasta un mirador frente al glaciar. Ya podemos observar que éste queda más lejano, pero que parece más grande. Las vistas no nos parecen suficiente, y bajamos para hacer la ruta de acceso al frente del glaciar, la Ka Roimata o Hime Hukatere, de 1hora y media. Discurre primero por un bosque tupido donde ya se van viendo los paredones verticales. Cuando se asoma ya al despejado valle glaciar las vistas al Franz Josef son asombrosas. Según te vas acercando se puede ir viendo mejor el hielo acumulado en su cabecera, aun que es de suponer que habrá mucho más tras él. Si te bajas al río observas la zona de ablación del glaciar que se manifiesta en una cueva donde “nace” el río Waiho.

En la vuelta a la caravana no puedo dejar de darme la vuelta para observar una y otra vez la magnificencia del glaciar. Creo que hubiera sido mejor opción subir a éste, porque el acceso le haces desde el frente del glaciar, y debe ser mucho más emocionante subir por las escaleras de hielo.

Nos acercamos al pueblo a aprovisionarnos de consumibles y nos clavan 33 $NZ por dos cajas de Heineken… Empredemos ruta hacia nuestra próxima etapa, Queenstown, pero hoy conduciremos hasta Haast. Hemos detenido la caravana en el lago Moeraki, donde nos están atacando los mosquitos que se han metido en la caravana cuando hemos parado en la Maori Beach donde la gente ha ido colocando sus montoncitos de piedras y troncos a lo largo de toda la playa que recorre la SH6.

Pica, pican mucho los granos de los jodidos mosquitos, y mañana seguramente habrá más…

1 comentario:

  1. es la hostia,entre tus currados comentarios y el G.Earth vamos viendo un poco(solo un poco)por tus ojos...estás en el culo del mundo!!!!!el listón demasiado alto,te lo digo yo....David y Cia.

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