9 de mayo de 2010

Circuito de la Fuenfría y Alto del León

Claro que sí, un nuevo hito de la geografía madrileña conquistado en bici.

Le tocó por fin el momento al Puerto de la Fuenfría, que ya ascendimos a pie el invierno pasado. Mis compañeros de rutas ya lo habían subido, pero yo no lo había catado. Surgieron ganas a lo largo de la semana, y finalmente el domingo nos animamos Dani y yo.

mapa cercedilla

Cuando llego a Cercedilla a las 10 me encuentro con las calles cortadas por una carrera de montaña, así que salimos con un ligero retraso. En cuanto encuentro a Dani junto a la Estación de Cercanías, emprendemos camino hacia el puerto, lo que significa empezar a subir desde el metro 0. Iba avisado, el principio era lo más peste, por calles asfaltadas del pueblo con fuertes pendientes, al final acaba en un camino de tierra que sigue castigando con una buena pendiente. Se hace algo más suave el camino en cuanto conectamos con la Calzada Romana de la Vía Antonina, pero me doy cuenta que lo poco que he desayunado me está matando, así que en poco tiempo paramos para tomar una barrita y tocar el freno delantero que no me para de cantar. La Calzada nos llevará, sorteando piedra tras piedra con una pendiente de un 6 % al Hospital de La Fuenfría donde giramos a la derecha por un sendero rodeado de helechos. Este sendero va a parar a la carretera que viene de Las Dehesas de Cercedilla, así que por asfalto continuamos subiendo en suave ascenso atentos al tráfico que viene de frente.

Cuando acaba el asfalto el camino se hace conocido por la anterior ruta comentada. Pedaleamos tranquilos y a gusto, pero en seguida abandonamos la Calzada Romana para continuar subiendo por la Carretera de la República. Comienza en buen asfalto que acaba tomando un 11 % de pendiente, lo cual con los kilómetros se me acaba atragantando. Es más se me duermen partes de mi cuerpo que es mejor no tener dormidas. A medida que el asfalto es peor se hace más empinado, hasta que llegamos al tramo que es camino de tierra donde la pendiente suaviza bastante y se hace más llevadero el pedaleo. Hemos pasado lo peor de la subida, contamos ya los kilómetros para acabar la subida mientras el camino vira hacia el sur. Seguiremos subiendo en suave pero constante ascenso hasta el mirador de Vicente Aleixandre, donde la “Carretera” vira definitivamente hacia el sur encarando los últimos kilómetros hasta el Paso de la Fuenfría.

Es momento de acordarnos de la última vez que pasamos por aquí, de cómo estaba todo nevado, con frío, perdidos… jajaja, ¿cómo ha cambiado el asunto! Paramos en la fuente de Antón Ruiz a reponer líquido y alimento, motor de nuestra bicicleta. Y poco más adelante en el Mirador de la Reina, donde, de no ser por la bruma, se verían unas vistas espectaculares de la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama.

En el puerto de la Fuenfría ni paramos porque había un tinglado montado de lo de la carrera, que por lo visto subía hasta aquí. De hecho continuamos por el camino por el que deben discurrir los corredores, dirección suroeste, en un subibaja que nos conduce hasta el Collado de Marichiva.

Aquí nos encontramos con unos ciclistas con los que hemos coincidido en el Mirador de Vicente Aleixandre, y no tienen muy clara la ruta. Nosotros vamos a bajar por la vertiente segoviana, porque efectivamente, por el camino que sigue, no hay continuidad (al menos en las mismas condiciones de camino). Claro que nuestra opción comienza con un comentario de Dani poco halagüeño: “yo te recomendaría que bajases el sillín”.

Un camino muy empinado con multitud de piedras sueltas que te obligan a clavar el freno delantero (porque el trasero no hace nada). Como voy con el sillín bajo mi centro de gravedad ha bajado pero con un pie fuera no puedo levantar el culo y echarlo para atrás para retrasar mi centro de gravedad. Consecuencia de este farragoso asunto: a la que freno fuerte, pillo una piedra, o pierdo un poco el control el cuerpo se echa hacia adelante con el consecuente riesgo de “salir por orejas”, y la última vez que sentí eso me partí una clavícula. Y no me apetece. Así que pie a tierra. (¿Os ha gustado mi explicación científica a porqué iba cagadito de miedo en la bajada?)

Se alternan los tramos donde es posible bajar sobre la bici, con los de “pie a tierra”, pero el camino no es más de 1 km y acaba felizmente en una pista semiasfaltada que discurre por el valle del río Moros. Este camino ancho, con buen firme, sin sustos, con pinocha… es una delicia. Es tranquilo, no nos cruzamos con nadie, desciende contínuamente durante muchos kilómetros, con bonitas vistas a las lomas y dehesas del río Moros.

La larga bajada acaba y toca pedalear hasta la N-VI. Decidimos no usar el atajo porque no sabemos por dónde va, solo que tiene 800 m de “empujabike”, y no nos queremos arriesgar. La opción tomada es incorporarse a la N-VI y subir el tramo final del puerto por la cuneta cementada. Lo primero son 700 m con una pendiente, dice Dani, del 9 %, pero la bici se agarra de cojones. Paro a tomarme un respiro y sale junto a mi un cervatillo, vaya sorpresa que nos llevamos los dos.

Los últimos 800 m los tenemos que hace por el arcén, bien pegaditos a la línea, que los coches suben rápido por los dos carriles. Cuando llegamos al Alto del León, es tal el cansancio (30 kilómetros ya) y el hambre que nos está despertando el “Asador Alto del León” (casi las 2 de la tarde) que ni hacemos foto de cumbre. Enfilamos la veloz bajada del puerto y después de la primera curva cruzamos cuidadosamente la carretera para coger el camino (PR-30) que nos llevará de vuelta a Cercedilla.

Y aquí es donde dí el gran bajón, y no fuí capaz de seguir dando pedales a un ritmo sensato. Una pequeña pendiente ascendente y muchas piedras impedían dar pedales cómodamente. No podía con mi culo y me costaba incluso llenar los pulmones de aire. Así llegamos hasta la fuente bajo La Peñota, que está seca, y desde aquí todo para abajo por un pedregoso, aún más, camino, que obliga a tomar muchas precauciones. Las cervicales me están empezando a matar, o yo a las cervicales, pero en un par de kilómetros ya estamos cerca de Cercedilla. Encontramos por fin la Estación y el coche de Dani, y a mi me queda subir un par de fatigosas cuestas para llegar a mi aparcamiento. Son casi las 4 de la tarde, y yo estoy muerto y con un pajarón interesante. Me cojo una Coca Cola y una empanadilla de atún demasiado seca (no tanto como mi boca) que soy incapaz de deglutir (cómo estaría mi cuerpo!). Siento cierta deshidratación, pero me he bebido más de 4 litros de agua en toda la ruta y tampoco ha hecho tanto calor.

perfil cercedilla

Al final, 43  kilómetros pedaleando, 10 más de los esperados por la variante del Alto del León, y un cuerpo escombro que no sirve ni pa choped. Pero… CONSEGUIDO!

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