29 de marzo de 2009

Historias de la Ruta en bici (reedición)

Este sábado reeditamos la ruta que ya comenté en esta entrada. Se trata de una ruta casi entera por caminos. El cuerpo estaba aún cansado del domingo pasado, pero había que aprovechar este sábado, y a la postre comprobamos que fue el momento idóneo ya que tras las lluvias de ayer debe estar todo encharcado de nuevo.

Las novedades fueron pocas. Una, que nos acompañó Antonio, el que todo le pasa, en el día de hoy. La otra, que exploramos la bajada por las S's de la Marañosa, y creo que fue opinión general que gustó, aunque acabamos bajando por la gran recta donde siempre voy perdiendo un bidón.

Bonita y entretenida ruta que acabó mal para uno de nosotros, y es que Antonio, en su afán por llevarse la subida de vuelta del camino de Congosto (y es que iba fuerte el tío) se pasó de frenada en la bajada del túnel de la M-50 y acabó aparatosamente con sus huesos en la tierra, con un trompazo que si los ojos de Nando hablaran relataría paso a paso, jeje. ¡Madre qué ostia!

Y otra novedad con respecto a la de Noviembre es mi nueva bici. La otra no pasó de aquella ruta en la que quedó embarrada.

A seguir aprendiendo de las caídas compañeros!

Los números....

Perfil marañosarrr

22 de marzo de 2009

Rascafría-Morcuera-Rascafría

Hoy tocaba madrugar un poquejo, había que recorrerse unos cuantos kilómetros para empezar la ruta del día, que no iba a ser otra que subirse la Morcuera por su cara norte, desde Rascafría. Estrenamos el coche con las bicis, la primera sensación es buena, las meto al revés y entran perfectamente. Así que con la puntualidad que no me caracteriza, a las 9, Nando y el menda estamos camino Rascafría.

De camino nos íbamos a encontrar con Dani que venía desde su casa. Pasado el aparcamiento del Monasterio del Paular dejamos los coches y sacamos las burras. A las 10.15 estamos pedaleando con ritmo cansino.

morcuera2

El día es agradable, pero aún a esas horas hace fresco. Nando es el más valiente y se ha arriesgado a salir con camiseta corta y maillot largo. Dani y yo empezaremos con las chaquetas, aunque pronto sobrarán. La ruta discurre de inicio por el paraje conocido como Las Presillas de Rascafría, y comparte ruta con la que conduce a las Cascadas del Purgatorio. Hasta el puente sobre el Arroyo de los Aguilones el camino se hace bien, pero una vez que lo cruzas te sorprende una primera rampa que te hace meter plato pequeño, y no lo quitaré hasta el descansillo que hay a media subida. Enseguida empiezo a notar flaqueza, me sobra ropa, me molesta el culote, me duele el empeine del pie, vamos, que voy mazo incómodo en la bici. Y eso se nota en que me cuesta seguir el ritmo de mis compañeros. Al final, sabiamente, decido dejarles unos metros de ventaja, para, a lo Carlos Sastre, coger mi ritmo. Me esperarán en la siguiente curva y aprovecharé para cambiar la chaqueta por el maillot largo, el sol pega con fuerza y calienta, pero en las zonas de umbría rasca.

Stitched PanoramaEl inicio fue muy duro y me costó mucho enganchar, mis compañeros me esperaban pero parecía que había cogido el ritmo, mucho más lento que ellos, pero conseguía subir. Además Dani estaba de fotógrafo y le iba pillando de vez en cuando. Nunca fui sólo porque siempre tenía el walkie de Dani para hablar con ellos, y en los sitios más chulos nos esperábamos. No os he comentado nada del lugar. Por supuesto que las vistas son espectaculares, rodamos entre un bosque de pinos continuamente, y en sus claros podemos apreciar Navacerrada, Cotos y Peñalara, la cumbre más alta. Para apreciarlo mucho mejor, basta con fijarse en las foticos del Dani.

Hasta el mencionado descanso se me hizo largo. Llevábamos 9 km sin parar de subir y con algunas rectas largas que desquiciaban. Nos seguía un grupo de ciclistas femeninos, que por aquello de la honrilla me daban alas para tirar p'alante. El descansillo era una bajada que en ese momento no sentaba bien, te rompía el ritmo y lo que se baja se sube. Y eso era lo que ocurriría a continuación. Salimos a un claro de bosque donde ya predominaba algo de pastizal y matorral, y se comenzaba a observar nieve a los lados. Pasamos el Refugio de los Barracones, y empiezo a pensar en el final, aunque lo más duro está por llegar. Las últimas rampas son de tierra más suelta, y las hago con el ritmo de antes, con menos desarrollo, intentando mantener las cadencia, e informado en todo momento por Dani. "Quedan 900 m,... 800 m,... 500 m,... 150 m,... ya es llano!"

 Stitched Panorama

Llegamos al Refugio, fotico de rigor y la sorpresa de la ascensión: las torrijas de mi máma, que sentaron como dios. No llegamos al puerto porque ya lo conocíamos, así que enlazamos directamente con un tramo de carretera, que aún nos quedaría un kilómetro de subida rumbo a Canencia, para afrontar la bajada final. Ya esa subida, aunque la conocía, sentó fatal al cuerpo, como la primera vez, pero ya estábamos pensando en la bajada. Imagen214

Y así fue, Dani gritó "a tumba abierta!" y Nando se adelantó unos metros para bajar menos  presionados por los locos que llevaba detrás. Los primeros tramos fueron muy tranquilos y rápidos, hasta la Majada del Cojo, con algún tramo helado en el que casi besamos el suelo. Pero una vez atravesada la Majada el descenso es vertiginoso y delicado. La bici se embala, cobra mucha inercia lateral, los frenos se calientan, suenan y las manetas se hunden en demasía. Nos llevamos cada uno algún susto con las piedras y alguna curva muy cerrada. Por lo comentado Nando es el que la baja mejor (acojonao seguro con sus frenos, pero sin sobresaltos) y además es el que llega el primero a la zona más distendida, donde te puedes explayar y disfrutar del camino y la velocidad sin temer por tu integridad física. Es evidente, como se comentó, que esta bajada, al ser más corta es mucho más empinada y dura que la subida, y con los caminos más rotos. No sé si alguna vez nos atreveremos a subirla.

Ya "solo" nos queda atravesar el río de tan honroso nombre (Lozoya...), llegar a Alameda del Valle (así se llamaba) y enlazar en camino llamo (lo que no significa horizontal, el joputa picaba p'arriba que no veas) hasta Rascafría, donde nos tomaremos un refrigerio antes de tomar el coche camino de casa.

Perfil Rascafria-Morcuera

En total una ruta maja, de casi 34 km en la que pedaleamos durante 2 horas y media para pasar de los 1.110 m a los 1.740 m disfrutando de unas vistas de impresión, con la Sierra aún nevada, y con unos compañeros tan grandes que no caben en el culote. La sensación de cansancio fue muuuuy grande, en el momento, por la tarde y al día siguiente. Pero lo importante es que la hicimos, la sufrimos y la disfrutamos. Una más para el bote. (La lástima, el atasco de vuelta en la carretera de Burgos)

Edito: había pocas fotos y añado más, es verdad. También es cierto que por pocos lectores que tenga, podían dejar algún comentario, que estos de MSN igual si no comentáis me cierran el espacio. (Pinchar para ver más grandes, of course)

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Stitched Panorama Stitched Panorama

increíble que sean del mismo día, es lo que tienen las vertientes, y los diferentes biotipos, y el tratamiento de imágenes

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21 de marzo de 2009

Hacia el Valle del Jerte

Llevaba un par de años rondando la cabeza, y el pasado Día del Padre, en plena celebración mis padres me lo dejaron caer: "Nos podrías llevar uno de estos días a ver el Valle del Jerte, tiene que estar bonito". Como todos los planes que proponen los padres a estas alturas de temporada, era un poco descabellado, y de inicio la respuesta fue "no". Pero un par de meditaciones fueron suficientes para entender que era una buena ocasión de hacerle ese regalo a mis padres, de hacerle un buen viaje al León, y de aprovechar el puente que me había cogido en el trabajo.

Así que en menos de medio día, y con el consejo de mis hermanos preparamos el viaje relámpago que hicimos el 20 de Marzo del 2009. Salimos de casa a las 8 de la mañana, un viernes laborable, en plena hora punta de cualquier laborable. Emprendimos camino hacia la Comarca del Jerte, accediendo a la misma desde el Puerto de Tornavacas. Como se trataba de una paliza de kilómetros deberíamos disfrutar del viaje tanto como del propio Jerte, y con la única preocupación de no marearnos nos recorrimos los pueblos de la cara norte de Gredos.

Desde la M-501 llegamos a El Tiemblo, camino y pueblo que ya conocíamos, y desde ahí, Guía Repsol en mano, atravesamos el Embalse de Burguillo camino a Burgohondo para realizar la primera parada. Pasadas las 10 y con inicios de mareo nos tomamos un café y mis padres, cómo no, entablan conversación con los que regentan el bar, una familia muy amable que nos atiende mejor que atienden su urinario. Nos recuerdan que la carretera que habíamos tomado tenía más curvas que la que deberíamos haber cogido, y nos corrigen el camino que íbamos a tomar. Si hubiéramos hecho caso a su hijo habríamos ido por autovía a Ávila y pagando peaje hasta el Valle del Jerte, pero ese no era hoy nuestro camino.

Navaluenga, Navalmoral, Navandrina, Navarredondilla, Navalosa, Navatalgordo... !Navatalgordo! era el camino correcto, cómo no me podía acordar (bendita toponimia). Proseguimos a la aventura por carreteras de alto valor natural y escaso presupuesto de obra, atravesando prados de montañas de las estribaciones nororientales de Gredos, hasta salir a la N-502 que lleva a Puerto del Pico. Justo antes de llegar allí nos desviamos a la derecha hacia el Barco de Ávila, pudiendo observar el esplendor de las cumbres nevadas de Gredos, con el Almanzor en su apogeo, recordando la ascensión de hace unos años y otras fallidas de juventudes perdidas.

Finalmente desde Barco de Ávila la N-110 nos lleva hasta el Puerto de Tornavacas, espectacular antesala desde donde se aprecia el estado de todo el Valle del Jerte. Allí confirmamos lo que vi a través de internet, el valle se encontraba en su pleno de floración durante este fin de semana. ¡Qué ojo! Y si teníamos un poco de suerte no encontraríamos demasiada afluencia de gente, no fue festivo el día 19 en Extremadura y en Castilla y León los niños no tenían fiesta el 20.

Emprendimos la bajada del Puerto de Tornavacas enfilados por su tortuosa y empinada carretera. A poca velocidad por la acumulación de coches podíamos ver cómo a medida que descendíamos en altura los cerezos, los verdaderos protagonistas de esas fechas, estaban cada vez más espléndidos. Pasamos el pequeño pueblo que da nombre al puerto, ahí se encuentra el Centro de Interpretación de la Montaña y la Trashumancia, pero hoy no tendríamos tiempo de visitarlo. Nuestro próximo destino era el Centro de Interpretación de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, pasado el pueblo de Jerte. Atravesándolo comprobamos que estaban de fiesta, y la densidad de personas y coches iba en exponencial progresión, alcanzando su máximo en pleno camino de acceso al Centro de Interpretación.

Logramos entrar y observar lo que la Reserva nos ofrecía. En un vetusto vídeo nos enteramos que la Reserva cubre a partir de donde acaban los cultivos de cerezos, por tanto, como era de esperar, no nos iban a hablar de los cerezos sino de las variadas gargantas que allí se han formado por la acción de las aguas. A pesar de lo rancio de las imágenes la ganas de volver allí con más tiempo se van alimentando. Su otoño no debe desmerecer para nada lo que ofrece en primavera. Poblados bosques de galería, apagados rebollares y prados de altura debían contrastar intensamente con los vivos colores otoñales de los cultivos. Aparte, la Garganta de los Infiernos nos ofrece interesantes zonas fluviales en forma de hoyas que se manifiestan en su máximo carácter en la Ruta de los Pilones, que ha de ser fruto de divertimiento de numerosos turistas en los días más calurosos del verano.

DSCN8304 Con la mente puesta en los futuros meses otoñales, nos dirigimos de forma prematura a buscar sitio para comer. Lo que nos depara la casuística del lugar y sus circunstancias es una monumental montonera de coches para salir de allí, teniendo que salir furtivamente por una vía pecuaria que discurría opuestamente al camino natural de salida, y que nos había de conducir al pueblo de Jerte. Y a partir de allí una serie de despropósitos y conjunción de mala suerte. Llegamos al Pueblo a la altura del puente sobre el Jerte, pero se encuentra cortado porque un equipo de TVE está grabando una conexión con los informativos. Acabamos continuando por la vía pecuaria que da acceso al Centro de Reproducción de Salmónidos, y que discurre entre numerosos cultivos de cerezos, el camino es realmente bonito, pero somos media docena de coches los que circulamos como pollos sin cabeza, para acabar en un camino que no continúa a ninguna parte, y sólo tenemos la opción de continuar por un camino bacheado en mal estado por el que algún conductor desquiciado finalmente opta. Reculamos hacia el puente de Jerte, aprovechando para hacer las primeras fotos con los cerezos. Finalmente, y tras algún que otro agobio, conseguimos comer un en un mesón de la carretera, que discurre de forma paralela a la calle principal del pueblo, que en ese día se encuentra decorada con arcos de flores en honor a la Primavera. De forma un tanto extraña esta celebración de la primavera se encuentra mezclada con referencias a Dios, que a día de hoy no consigo entender ni relacionar. Pero en fin el pueblo se encontraba muy bonito, y la gente disfrutaba de la Fiesta de la Flor junto al río que baña la comarca.

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Después de descansar la comida nuestra próxima meta sería el Monasterio de Yuste, y para llegar hasta allí nos complicaremos la vida por un tortuosa carretera que conduce al Puerto del Piornal, y que sin embargo nos ofrece unas espectaculares vistas del Valle con la luz de la tarde. Lo que sí es cierto es que la carretera es muy estrecha, y luego se encuentra en obras, el coche se llena de polvo y barro, pero está mereciendo la pena. Pasado el puerto seguimos hasta Garganta la Olla, por una carretera aún más sinuosa y estrecha, repleta de curvas ciegas, que discurre por la sombra de la montaña y de bosques de roble. Estoy disfrutando al volante tanto como mis padres sufren, jeje.

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Las vistas al atardecer de Garganta la Olla, desde el mirador que regenta la Serrana de la la Vera (leed y si podéis escuchad su Romance), son, una vez más, espectaculares. Y no menos espectacular es la estancia del Monasterio de Yuste, lugar de retiro del emperador Carlos V, que tras abdicar decidió hacerse construir una casa-palacio junto al monasterio de la orden de los Jerónimos para meditar y recuperarse de un ataque de gota, y acabó muriendo de paludismo por la picadura de uno de los mosquitos que habitaban en uno de los estanques de la plácida estancia. Allí, aún los monjes siguen conviviendo, y es visitable, pero ya es tarde para ello. Nuestro viaje ha de continuar para ir acabando. Nos pegaremos una nueva panzá de kilómetros, pero esta vez por las rápidas vías de comunicación del Estado. 13 horas después, y tras 650 km volvemos felizmente a casa.

Espero que esta larga y retórica historia sirva algún día para que alguien disfrute del viaje tanto como nosotros lo hicimos.

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